Acerca de las Manifestaciones en Brasil

Por: César Morones1
Chief Executive Officer

(02/JUL/2013) En la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 y en las constituciones de los sistemas democráticos de todo el mundo se establece “La Libertad de Expresión” como uno de los derechos fundamentales de todos los seres humanos, sin embargo y dado que los seres humanos tenemos muy diferentes formas de pensar, sentir y percibir el entorno, muchas veces nuestro apoyo a este derecho y a manifestarnos y concentrarnos públicamente puede ser mayor o menor dependienta del tema que se trate, de “las formas” en que se aborde la manifestación y las repercusiones que esto pueda tener.

Brasil es un país cuyo gobierno socialista decidió llevar a cabo los máximos eventos deportivos mundiales que en orden cronológico son:

1) La Copa Confederaciones de Fútbol, que aglutina a los campeones y/o subcampeones de las distintas áreas en que la Federación Internacional de Fútbol Asociación, FIFA divide al mundo; Por dar un ejemplo, a esta copa asistió Nigeria en su condición de campeón de África, así es que no es un evento menor.

2) El Campeonato Mundial de Fútbol del 2014 (dentro de un año) evento que rivaliza en rating mundial de televidentes alrededor del mundo con los juegos olímpicos.
Instituto de Mercadotecnia y Opinión – Institute of Marketing and Opinion

3) Los Juegos Olímpicos del 2016 en Río de Janeiro, evento que últimamente ha rebasado en número de televidentes al campeonato mundial de fútbol, cuestión que hasta hace 10 años era al revés.

Llama poderosamente la atención que se estén llevando a cabo importantes manifestaciones sociales en todo Brasil, en contra de la organización de dichos eventos. Llama poderosamente la atención, porque lo lógico y lo normal es que las sociedades se manifiesten en contra de que sus países organicen eventos tan costosos antes de que se hagan las inversiones y no una vez que están terminadas.

En Brasil, antes de que entrarán los gobiernos socialistas, los estadios de fútbol (incluyendo el segundo estadio más importante del mundo que es el Maracaná en Río de Janeiro, después del de Wembley en Inglaterra que es el primero) todos eran vetustos edificios construidos en los años mil novecientos treintas, cuarentas y cincuentas, estadios que se estaban cayendo a pedazos y que representaban un peligro para accidentes masivos.

Ahora resulta, que Brasil ha renovado sus estadios, reconstruyendo los más viejos y construyendo nuevos en los lugares más pobres en donde ni a estadio llegaban, que es en el norte del país.

Hoy Brasil tiene una distribución de estadios en la que cada ciudadano se puede sentir representado por la región en la que vive. En la actualidad los estadios de Brasil, para envidia de muchos son de primer mundo.

La Copa Confederaciones acaba de terminar y también -para envidia de muchos- fue un éxito desde cualquier punto de vista, incluyendo el hecho que es la Copa Confederaciones más vista por televisión en el mundo desde que fue creada por la FIFA.
Las manifestaciones sociales no pueden ser soslayadas, porque pueden ser autenticas, pero también puede darse el caso de que sean manipuladas ¿Manipuladas por quién? Por aquellas fuerzas conservadoras que desean gobiernos de derecha o de ultraderecha para reproducir un modelo de concentración del ingreso y por ello se oponen a cualquier gobierno socialista; si eso sucede con cualquier gobierno socialista, mucho más reacciones producen a dichas fuerzas, los gobiernos socialistas exitosos como es el caso de Brasil: Un país emergente, un país con gran potencial y un país que si sigue avanzando organizadamente como lo está haciendo desde la década pasada, seguramente será una potencia mundial.

Esos detalles “finos” son los que hay que analizar a la hora de dar opiniones acerca de las manifestaciones, porque no se pueden hacer juicios a larga distancia y sin el conocimiento del pensar de una sociedad cuyo mestizaje es probablemente el más fuerte del mundo. Mestizaje que se dio hace 500 años entre los aborígenes, entre los negros que venían como esclavos del África y entre los europeos que los traían, es decir los portugueses, así como las masivas llegadas de grupos étnicos de italianos y alemanes. Ese es el Brasil que tiene un territorio de ocho y medio millones de kilómetros cuadrados de tierra tropical, que tiene seis mil kilometros de costa, de aguas tropicales, que tiene probadas reservas de petróleo y que tiene doscientos millones de habitantes.

En el Internacional Social Survey Programme, ISSP por sus siglas en inglés, en el cual, en el caso de México, en nuestro país esta representado por el Instituto de Mercadotecnia y Opinión, IMO, se tiene información basta y amplia sobre el tema de ciudadanía en el cual 38 naciones entre las cuales Brasil y México están representadas.

Una de las gráficas de ese estudio sobre ciudadanía, hace referencia a una pregunta que es la siguiente: ¿Se debe permitir a la gente que quiere derrocar al gobierno mediante el uso de la fuerza organizar concentraciones públicas?.

La respuesta a esta pregunta es verdaderamente abrumadora, ya que casi el 37% de los brasileños (más de una tercera parte) manifestó que “Definitivamente si debería ser permitido” y en el concierto de los 38 países encuestados, ésta respuesta hizo que Brasil quedara en primer lugar con una ventaja justo de 3 a 1, respecto del segundo lugar que es Eslovaquia, Estados Unidos y Venezuela, quienes tienen alrededor del 12% cada uno, siendo que el promedio de los 38 que participaron fue de 5.8% (México estuvo por encima de la media con 7.2%).

¿Qué nos dice esa respuesta tan contundente de Brasil? que definitivamente es una sociedad permisiva acerca de las distintas y diferentes manifestaciones sociales, cuestión que tiene que ver precisamente con su historia y mestizaje. Brasil es una tierra que permite casi todo.

Es el país que en el mundo tiene los más bajos niveles de stress y que los manifestantes es una circunstancia que a ellos les tiene sin cuidado.

Este resultado probablemente sea conocido por grupos de poder multinacionales, es probable que haya quienes quieran descarrilar el tren en el que Brasil está convertido y que lleva rumbo de progreso y está tomando velocidad.

Es por ello que es esperable que las manifestaciones aumenten en frecuencia, intensidad y en cuantía de ciudadanos que asisten a ellas, pero para quien entiende a fondo la idiosincrasia del pueblo brasileño, las manifestaciones de Brasil son atemperadas por el modus pensanti y viventi de un pueblo alegre casi todo el tiempo.

1 César Augusto Morones Servín es Presidente y Director General del IMO - Instituto de Mercadotecnia y Opinión y único representante de México en el Programa Internacional de Encuestas Sociales (ISSP) que agrupa en la actualidad a 49 países.