Acerca de la consulta de revocación de mandato en México en 2022.

Por César Morones.

Lo sucedido ayer domingo 10 de abril de 2022 en México en la consulta ciudadana, es un fenómeno social que enmarca un hecho histórico, que nació en el año 2000 con la victoria de Andrés Manuel López Obrador como Jefe de Gobierno de la Ciudad de México y que se fortaleció en el 2005 con el desafuero.

Tomó madurez en la etapa post electoral del 2006, significada por el fraude cometido por el entonces IFE, el presidente Fox, el candidato Calderón y por el entonces TRIFE y documentado cuánticamente por el IMO.

En esa etapa hubo cuatro mítines en la Plaza de la Constitución Zócalo de la Ciudad de México, encabezados todos ellos por Andrés Manuel López Obrador, actual presidente de México, dos de ellos tuvieron una participación de un millón de personas cada uno. Uno de dos millones de manifestantes y el restante, de tres millones de personas.

Este último fue un tumulto desde el Zócalo hasta el Museo Nacional de Antropología en Paseo de la Reforma, bosque de Chapultepec.

Es inimaginable donde podrían caber 15 millones de personas que participaron ayer en las urnas, si se congregaran en un punto específico.

Quince millones de mexicanos, votaron ayer a favor de que López Obrador siga en la Presidencia de México y poco más de un millón votó en contra de su continuidad a partir de hoy.

Esto significa que por cada 100 votantes, 91 votaron a favor, 7 en contra y 2 anularon su boleta.

Si es un hecho histórico en México, también es un suceso mundial, porque México pertenece a las naciones que cuentan con democracia electoral. Democracia es en griego y significa "el poder del pueblo", y ello es lo que pasó justamente ayer.

No es fácil encontrar un ejemplo como este, en otra nación más allá del actual México.

Lo de ayer no fue un ejercicio organizado por el presidente, ni por su partido político Morena Fue una organización del árbitro electoral mexicano, el INE.

Cierto es que quienes no desean que López Obrador continúe en el poder, señalan la "baja" participación en las urnas, que fue del 18% de la lista nominal electoral, sin embargo, si los asuntos públicos están tan mal manejados por el actual gobierno federal como dicen, tuvieron la misma oportunidad y probabilidad de ir a las urnas que los que están a su favor.

Si así hubiese sido, el resultado de ayer debió ser 53% a favor de AMLO y 47% en su contra, si se repitieran los números de la más reciente elección presidencial del 2018 y no, 91% versus 9%.

Justo después de aquel resultado del 2018, hubo voces procedentes del PAN y algunas del PRI y PRD, que dijeron que el primer paso que se habría que dar para revertirlo, era retomar el camino de la humildad y no seguir el de la soberbia.

Hoy esas voces deberían ser escuchadas por quienes quieren cambiar al actual régimen, porque si así no lo hicieren, casi medio México, se los demandará.

La lección histórica es que no se pueden detener los procesos sociales de manera artificial como fue en el 2006.

Si estos fenómenos sociales se quieren frenar así, lo único que se logra es el aplazamiento del resurgir de la voz y del actuar de la población, incluso con más fuerza añadida.

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